…realmente era todo un espectáculo de poderío, fuerza y
valentía; los guerreros daban todo de si para mantenerse en pie contra su
adversario, ya habían caído tres de los reyes y ahora sólo quedaban dos
combatientes, pues a diferencias de las batallas anteriores esta era cuerpo a
cuerpo entre cinco hombres que estaban dispuestos a dar su vida por demostrar
quien era el mejor de todos y el más adecuado para ser el elegido…
UN ARCHIPIÉLAGO LLAMADO “TE QUIERO”
En una tierra desconocida existía un archipiélago muy
alejado de todos los demás países, éstas islas eran pequeñas; pero al mismo
tiempo muy prósperas, cada una era conocida por exportar un producto en el cual
eran especialistas, de este modo el intercambio económico entre ellas era
justo, equitativo y como era de suponerse todas necesitaban de todas para poder
subsistir.
El “Archipiélago de los Te Quiero”, como era conocido,
hacía honor a su nombre pues aunque en todas seguían buenas costumbres y la
gente era trabajadora, cada pueblo tenía una ideología muy distinta de las
demás; en una isla el valor de la gente giraba en torno a la belleza de sus
ojos y el Rey de esa isla se encargaba de premiar a la gente que tenía los ojos
mas bellos y estas eran las personas más queridas y valoradas por todos; así que
frases como: “Adoro tus ojos”, “Te quiero por tu linda mirada”, o cosas
parecidas eran muy naturales en esta isla; en otra de ellas el cariño a los
demás y su valor se basaba en su cabellera; en otra más, lo más importante era
tener un cuerpo esbelto, en otra era la encantadora voz de la gente, pero no
solo habían islas que basaban su cariño en aspectos físicos de las personas,
también existía la islas de “Adoro tu Alegría”, “Quiero tu sinceridad”, “Muero
por tus caricias”, “Adoro tu Humildad”, en fin, cada isla era única en basar su
amor por una cualidad especial, no menospreciaban las otras cualidades de la
gente, pero si exaltaban una en especial y aquella era motor y eje de sus
vidas.
Todo estaba bien hasta la tarde en que comenzó a
anunciarse por todo el archipiélago la visita de una hermosa princesa, hija de
un Rey de un desconocido país del norte, que anhelaba casarse con uno de los
reyes del “Archipiélago de los Te quiero”, que tanta fama tenían y que habían
llamado su atención.
Los Reyes de cada Isla comenzaron entonces a hacer los
preparativos necesarios para recibir tan especial visita; más a una semana de
la llegada de esta damisela los sentimientos de cada Rey se hicieron más
intensos y su anhelo por convertirse en el esposo de aquella princesa crecía,
cada vez q recibían informes acerca de cómo era la princesa: se comentaba que
nunca antes se había visto en el archipiélago ojos tan lindos y tiernos como
los de ella, su cabellera era la más fina, larga y hermosa que podía haber
existido, su voz era como oír hablar un ángel, su piel la más pura y tersa
tanto como de la un infante, además de ser alegre y reunir en su personalidad
todas las buenas cualidades que pudieran existir…;si la perfección podía
existir, podía decirse que ella lo era.
Todo estos informes no solo causaron entusiasmo en los
reyes de las islas sino q también comenzó a nacer una competencia insana entre
ellos, sobre quien era el mejor para ser el esposo de aquella princesa, sabían
que era ella quien escogería a su esposo, pero era precisamente eso lo que les
atormentaba, hasta que a cuatro días de la llegada de la princesa, tristemente
surgió lo inevitable y desastroso: la guerra.
Nadie entendía como es que podía haberse desatado la
guerra entre estas islas que a pesar de sus diferencias ideológicas siempre
fueron muy unidas, pero así pasó y a la gente de cada isla no le quedó más
opción que apoyar a su rey.
La guerra se inició y las batallas fueron tornándose más
y más sangrientas conforme una isla le ganaba a otra, esta se proponía a atacar
a otra isla; la princesa se enteró de tanta desgracia y aunque trató de ir a
las islas del “Archipiélago de los Te quiero”, le fue negado el permiso por
motivo de peligrar su vida, así que la pena y la tristeza que sentía por ser la
causante indirecta de tanta desgracia, no fue suficiente para acabar con esa
guerra que solo traía dolor y desilusión.
El cuadro de la guerra era desgarrador, el comercio
estaba paralizado, los paisajes que antes eran hermosos, con verdes prados,
gente trabajando y comercializando en paz, formaban parte de un lindo recuerdo;
había muchos muertos por todas partes, y los pocos sobrevivientes habían
perdido la noción del tiempo y vivían implorado que acabase pronto el
conflicto.
Después de un tiempo quedaron sólo cinco reyes en pie y
eran los que dominaban el resto de las islas, los cinco decidieron enfrentarse
en una batalla múltiple y como escenario de esa batalla escogieron una de las
Islas, irónicamente llamada la “Isla del Fin”.
-Bien ya estamos reunidos-dijo uno de los reyes-esta
batalla decidirá quién es el indicado para tomar como esposa a la bella princesa
proveniente de ese extraño país del oriente.
Los demás solo asintieron con la mirada, preguntándose
muy dentro de sí, si no sería en vano todo lo que habían hecho por conseguir el
derecho de amar a una mujer con la que habían soñado toda su vida; pues sabían
que en ese preciso instante sabrían la respuesta, así que sin más ni más, el
combate múltiple se inició…
Los reyes luchaban uno a uno sin descuidar a los demás contrincantes, todo estaba
permitido, mientras cuatro de ellos luchaban en parejas otro intentaba
aprovechar la situación y atacaba a cualquiera de ellos, así los papeles se
intercambiaban, la agilidad de uno era superada por la fuerza de otro, la
inteligencia y experiencia en batalla era puesta a prueba contra la resistencia
y tenacidad del otro; sin embargo dos de ellos, lo más jóvenes, fueron los que
hicieron sucumbir a sus otros tres contrincantes que lucharon hasta el ultimo
instante.
A estas alturas el combate cuerpo a cuerpo había agotado
el físico de estos dos jóvenes reyes; pero su espíritu seguía intacto, sus
motivos eran su fuerza para luchar, sabían que estaban muy cerca de lograr su
propósito y que no eran el momento de rendirse; agitados se miraron el uno al
otro, imaginándose que pronto uno de ellos sería el que yacería junto a los otros
tres cuerpos sin vida; retomaron el combate, sus ataques eran mas lentos, pero
no menos enérgicos, ambos fueron golpeados por el puño del otro en el rostro y
en direcciones contrarias salieron despedidos…
…realmente era todo un
espectáculo de poderío, fuerza y valentía; los guerreros daban todo de si para
mantenerse en pie contra su adversario, ya habían caído tres de los reyes por
la fuerza de estos dos, a estas alturas, las fuerzas casi se les había
terminado, solo un golpe los separaba de la muerte, pero apenas y podían estar
en pie, sabían que aquel que reuniera fuerzas más rápido y golpeara al otro
sería el ganador de la batalla, pero quien sabe si quedaría vivo para ser el
esposo de la princesa.
En tanto la princesa y sus soldados habían llegado con
éxito a la isla donde se estaba llevando el mortal combate, en la entrada
hallaron a cinco grupos diferentes de aliados que esperaban el atardecer para
saber el resultado del combate.
Cuando toda esta gente la vio bajar de tan desgastado y
horrible navío, imaginaron que la demencia se había apoderado de ellos y que lo
que estaban contemplando era un ángel acompañado de almas en pena.
Pero no era así, aún no estaban muertos y esa divina
mujer era un ser humano real, por fin comprendieron que sus Reyes no estaban
tan locos y que tanta hermosura era motivo perfecto para tanto sacrificio. Más
si la princesa hubiera podido leerles el pensamiento, bien hubiera pensado que
ciertamente la guerra había vuelto loca a esta gente, pues su corazón además de
culpable se sentía confundido al no poder entender como podía ser ella la causa
de tanto, de tanto sacrificio.
Mientras más cerca estaba del lugar del combate más
asolador era el paisaje, todo a su alrededor era motivo de pena, la vegetación,
los campos de cultivo, las antiguas viviendas, a donde miraba veía sufrimiento
y podía sentirse los gritos y gemidos de mucha que vivió de cerca la batalla y
que murió por ella, gemidos de angustia encapsulados en un aire enrarecido por
la nostalgia, su corazón parecía decirle que el viaje que había hecho era en
vano y que solo observaría más sufrimiento.
Había llegado. Estaba a solo unos cuantos metros de dos
oponentes que luchaban no solo contra el hombre que tenían al frente sino que
luchaban contra su propia muerte, solo un milagro podía dejarlos con vida.
La princesa corrió con todas sus fuerzas y les suplicó a
gritos q se detuvieran, al oír ellos su voz, su corazón comenzó a latir
fuertemente y por unos segundos se quedaron perplejos ante tanta belleza, pero
al mismo tiempo ver acercarse a la princesa fue lo que encendió en ellos la
ultima pizca de energía que tenían; se miraron el uno al otro, decididos a
poner en un último golpe toda su fuerza para acabar con su oponente y así lo
hicieron, en vano gritó la princesa, pues ambos chocaron sus últimas fuerzas en
un golpe mortal que dio en el pecho del oponente contrario, y cayeron lentamente
por un lado satisfechos sabiéndose vencedores, sin embargo mientras caían esa
emoción de triunfo fue desvaneciéndose y al exhalar un último suspiro pudo
verse en sus ojos yertos la decepción que implicaba haber vencido a su rival
para nada, pues sus vidas eran mechas languidecientes que se apagaron segundos
después de tocar el suelo.
Pudo escucharse por toda la isla un grito desgarrador más
que por la energía con la que fue lanzado, por la tristeza de la princesa, que
impregnada estaba en él; cualquiera pudo haber dicho que fue escuchado hasta
por los Ángeles en el cielo.
La guerra se había terminado y con ella había dejado de
existir también mucha gente incluidos los últimos cinco grandes reyes; los
soldados veían acongojados como lloraba la princesa sobre los cuerpos de los
combatientes, se sentía tan preciada por los “Reyes Te quiero” que sin
conocerla le habían ofrecido todo los te quiero que nunca antes pudo haber
escuchado como podía escucharse por toda isla, su corazón podía oír como le
susurraban al oído: “Adoro tus ojos, tu cabellera, tu esbelta figura, tu voz,
tu risa, tu llanto, tu mirada, tu interés por los demás, tu tristeza, tu
alegría, quiero todas tus cualidades, virtudes y tus defectos casi
imperceptibles, adoro todo tu ser”, te quiero, te quiero, te quiero…
…y desde ese mismo hermoso corazón, nació un sentimiento
del cual nunca antes se había oído, la princesa sintió como emanaba de su
interior en forma de lágrimas, lágrimas que lucían como el rocío de los dioses,
y que el viento llevó hacia los cuerpos de los cinco reyes “Te quiero” los
cuales comenzaron a relumbrar con una luz intensa que casi deja ciegos a los
aliados de la princesa; periódicamente esta luz se hizo una con los cuerpos de
los caídos en batalla y ya de pié la princesa miraba asombrada tan extraño y
sorprendente suceso hasta que esa masa de luz se colocó al frente de ella y
tomó forma humana, en solo unos segundos sus bellos ojos divisaban a un apuesto
príncipe, de su rostro se borró toda la culpa y la tristeza y toda esa
felicidad se resumió en unas palabras que salieron no solo de sus labios, sino
también de los del príncipe: “Te amo”.
La prosperidad del país podía verse por todos los lados,
la filosofía de su gente se basaba únicamente en el amor y sólo podían ser
felices aquellos a los que los unía un verdadero Te amo, sincero puro y sin condiciones, un anciano que alguna vez
fue un soldado decía que ese gran País conocido como “El país Te Amo” o simplemente de “El País del amor”
alguna vez fue un archipiélago y que se conocía de forma diferente y que tenía
un rey por cada isla.
Las trompetas sonaron fuertemente dando la bienvenida al
quinto Rey de este país que regresaba de unos negocios con otro país, se mostraba feliz
de poder volver a su próspero país y reencontrarse con su esposa y sus pequeños
hijos y orgulloso podía observársele mientras leía el gran letrero que estaba a
la entrada del país y que decía con letras muy grandes:
“De
muchos Te quiero superficiales pueden llenarse tus oídos y hacerte creer que
eso es felicidad, pero solo de muchos te quiero sinceros expresados en
acciones, puede Nacer un verdadero Te amo que logre el milagro de hacerte cada
día feliz”
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