El final de cada etapa, historia o momento, será siempre el inicio de algo nuevo.
Escribimos nuestra historia día con día; las acciones y decisiones que tomamos son las líneas de esa redacción que llamamos vida. Aún no sabemos a ciencia cierta si somos los dueños de la pluma que escribe el libro de nuestra vida, lo atribuimos muchas veces al azar que llamamos DESTINO, o a la existencia de un ser superior al que llamamos DIOS, otros menos creyentes (y son cada vez más) piensan que somos los únicos dueños, los únicos capaces de decidir sobre lo que sucederá mañana en nuestra vida...
Pero... ésa no es la cuestión, NO, hoy quiero hablarles y también invitarlos a que comenten sobre algo distinto, acerca de lo que sentimos cada vez que llegamos hasta el tope de una etapa, cada vez que cerramos un capítulo de nuestro libro...
INDESCRIPTIBLE... difícil de explicar, las relaciones que entablamos en la primaria, en la secundaria, en el instituto, en la Universidad, o en un trabajo, todo el tiempo que pasó: las anécdotas, los momentos graciosos, los situaciones incómodas, los momentos alegres, los conflictos, las peleas, los sentimientos, las personas, en fin todo aquello que no queremos dejar atrás, pero que sabemos que está acabando y que tiene que terminar, porque debe acabar, porque todo en la vida acaba.
Las lágrimas, las palabras, los abrazos, las miradas, las sonrisas: con estas demostraciones intentamos comunicar todo el sentir que embarga nuestro ser en el momento del adiós, y es que decir adiós no es fácil, cuando todo comenzó ni siquiera nos imaginábamos que sentiríamos eso, pero llegó el momento, está pasando, es inevitable y si no se termina, nada tendría sentido, y es que , como escuché una vez en una serie animada, lo hermoso de la vida humana es su fragilidad, ese momento fugaz es lo que la hace tan especial, y si la vida es fugaz y hermosa, pues mucho más lo son sus etapas, son como una puesta de sol, como el rocío de la mañana, como una fresca garúa a media tarde...muy efímeras y sencillas, pero hermosas y especiales...
Y es que a pesar de los buenos y malos momentos, sentimos que no cambiaríamos nada o muy poco, los amigos, los cómplices, los compañeros, los consejeros, los incondicionales...nunca serán perfectos pero claro que los echaremos de menos, tal vez volvamos a encontrarlos, pero ya nada será lo mismo, tal vez será mejor o quizá peor, pero igual, no, ya nada será igual...
Por eso vivamos cada etapa, con alegría, con voluntad, haciendo todo lo posible para hacer de cada momento especial, porque lo importante de los inicios y los finales no es cuánto duran, sino las hermosas personas que conocimos, los maravillosos momentos, y las valiosas experiencias y aprendizajes que nos dejó esa etapa...
Y Tú... ¿Recuerdas esa etapa de tu vida que fue especial?